martes, 20 de junio de 2017

India Martínez y 10000 almas: El secreto de Torrejón de Ardoz

Es en los momentos de debilidad donde se diferencia el tipo de persona que tenemos delante en la vida y lo que nos puede hacer provocar o incrementar la admiración que tenemos hacia esa misma persona. Ayer vivimos un momento de pasión y entrega no sólo digno de admiración profesional sino de calidad humana y amor hacía lo que haces y hacía quien te sigue. 



Una brisa daba algo de alivio al calor que arrasa Madrid en estas épocas y facilitaba las horas previas al concierto mientras el recinto ferial de Torrejón de Ardoz se iba llenando con un goteo de gente que acudía para ver una India Martínez que la última vez que visitaba este escenario llenó el recinto hasta los topes y dejó a un público más que extasiado y satisfecho. 


El entorno se repetía, la noche había caído, y una poderosa noria iluminada esperaba en el horizonte la voz que hace dos años le hizo ralentizar cada vuelta que daba a la vida. El recinto lleno hasta los topes se agitaba con una brisa ya convertida en un fuerte viento (llegó a derribar la mampara que cubre la batería minutos antes del inicio y a golpear el bajó del genial Rafa Díaz, aunque no paso nada grave por suerte) y un público expectante ansiaba ver como sería la entrada de India Martínez. Hace poco que había tenido que anular un concierto por enfermedad y los que la conocemos sabemos que muy mal tendría que estar para llegar hasta este punto. Siempre hay quién duda de las personas, y en especial quien habla por hablar y no conoce la realidad que juzga y se permite acusar de las cosas que el mismo haría, y ahí es donde volvemos al punto anterior, a donde se conoce a las personas y los que no conocen a India Martínez ayer tuvieron la oportunidad de hacerlo. 


Todavía sin recuperarse al cien por cien y con su voz entre algodones nuestra cordobesa no dudo en  saltar al escenario por su público y por ella, cómo si fuera el primer concierto de su vida. Pasión, a raudales, tensión y un paso firme para demostrar que si tenía que quedarse sin voz o volver a caer lo iba a hacer, pero lo iba hacer desde lo más alto. Cualquier otro se hubiera quedado recuperándose, pero ella, decidió que todas esas personas merecían conocerla al 100% y así lo hizo.  


La banda sonaba y ‘La última vez’ daba inicio a un concierto lleno de pasión y entrega, ya que como decíamos, India Martínez no entiende hacerlo de otra manera. El viento azuzaba y la noria giraba de nuevo iluminando el que será para muchos un gran recuerdo. ‘Ángel’, ‘Te cuento un secreto’, ‘Si te quiero’, ‘Corazón hambriento’, “Hoy” y el resto de temas de sus diferentes discos iban desfilando por el aire, desvelando secretos llenos de miradas cómplices y evocando el momento más mágico de conexión con su público que provocó ‘Vencer al amor’, que empezaba desde bastidores y conseguía que el público recibiera a India Martínez de su cambio de vestuario coreando lo que ya es un himno universal.  La noche seguía provocando magia y llegó a su máximo esplendor cuando miles de teléfonos móviles se elevaban para iluminar Torrejón convirtiendo ‘Olvide Respirar’ en un canto a las estrellas. Fue en la recta final donde India Martínez demostró que no sabe hacer las cosas a medias y sacó a relucir de nuevo su potente voz para regalar -incluso cantando sin micrófono y convaleciente- un momento mágico a todos los presentes interpretando ‘En el jardín’ y provocando al unísono varios ‘olés’ sostenidos en el tiempo y que recordaban las tardes de gloria que la copla dio a este país. 


Una emotiva India Martínez se ponía a los mandos del piano para tocar los corazones de las 10000 personas allí presentes con ’90 minutos’ y dar paso a la despedida con esas 10000 voces coreando ‘Los Gatos no ladran’ al unísono mientras ella se marchaba. Nadie quedó defraudado y nadie sabe que una vez que apagan las luces India Martínez se marchaba totalmente convaleciente y exprimida de haber dado todo en el escenario aun estando mermada por la salud. Nadie lo notó, ella lo quiso así... dejando para el recuerdo de los asistentes una noche tatuada en la retina y en el alma.


(En los próximos días adjuntaremos un contenido digital extra)

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