sábado, 5 de septiembre de 2015

El concierto de India Martínez en un castillo...

Los conciertos de India Martínez son aquellos a los que algunos novios o maridos van “obligados” por sus chicas o esposas y éstas acaban dándole un toque de atención a sus compañeros para que dejen de observar de según qué manera a la artista, esa que juega con los agudos y los graves, la que cada vez hace diferente una misma canción coloreándola con los característicos e interminables giros de su voz.


Los conciertos de India Martínez son aquellos en los que el personal de seguridad baja la guardia mientras examina sin disimulo a la mujer que se rompe la voz cantándole al amor y al desamor, a las causas sociales, a la amistad, a la que pasa sin miedo por el “pop aflamencado”, por la música más racial o por los covers que hace tan suyos que logran meterle un gol a la versión original.

Los conciertos de India Martínez son aquellos donde niñas y adolescentes se masifican a pie de escenario para rozar a su ídolo con las manos y lloran de emoción si logran conseguir una mirada suya, un beso lanzado al aire o un cálido apretón.

Los conciertos de India Martínez son aquellos en los que señores y señoras que pasan los 60... minutos previos al concierto escépticos comentan que jamás habrá música igual a la que hacían mocedades, Raphael o “la Carrá” y una vez acabado el espectáculo se levantan y aplauden con ahínco porque han caído en las redes de quien solo habían ido a ver “por casualidad”.


Los conciertos de India Martínez son aquellos donde gente enfadada con el mundo antes de dar comienzo la función andan quejándose a la organización:

-“los altavoces están muy cerca, nos vamos a quedar sordos”´- decía uno
-“que me devuelvan el dinero de la entrada, yo con los amplificadores a mi lado no voy a aguantar”- añadía otro…

Pero, ¿Quién es capaz de seguir protestando una vez que se da el pistoletazo de salida con esa emotiva y desgarradora interpretación del tema “Corazón hambriento”? desde luego que ellos no y sus gruñidos se invirtieron por obra y gracia en elogios a viva voz. Vamos, un poco más y pegan sus ahora alegres oídos a los emisores de sonido.

Pues todo esto ocurrió en el simbólico y representativo castillo de Trujillo.

Una deliciosa fusión de instrumentos y pasión en la cual y en segundos se pasaba de los inigualables punteos de la guitarra de Riki Rivera a un exquisito “gua gua” de la guitarra eléctrica. Percusión, teclado y batería se adaptaban con ímpetu y destreza en los temas donde India Martínez se venía arriba con las canciones más optimistas y también en las que se partía el alma de tristeza.


Hace tan solo unos días la artista declaraba que uno de sus propósitos para este concierto era intentar que ningún corazón se fuera indiferente. Era la primera vez que India Martínez pisaba esta parte de tierra extremeña pero con su personalidad y fuerza, la Cordobesa lo consiguió, vaya que si lo consiguió! “vino, vio y venció”.


1 comentario: